Moniliose: cómo combatir la podredumbre de la fruta

Cuando hay frutos podridos en un árbol frutal, sin duda es un portador de la moniliosis, más comúnmente conocida como podredumbre de la fruta. Esta enfermedad observada en primavera es un hongo que ataca a los frutos y los acaba destruyendo completamente. Como la mayoría de enfermedades causadas por hongos, se desarrolla al observar un alto nivel de humedad. Descubra cómo reconocer y tratar la moniliosis.

¿Cuáles son los síntomas de la moniliosis?

Para ver si el árbol frutal lleva la enfermedad, es necesario observar los frutos y su color. Si algunas frutas tienen manchas marrones claros que aparecen en la superficie y la fruta ya manchada se vuelve suave, entonces se marchita y se pudrirá. El fruto enfermo se vuelve más y más gris y su piel está cubierta de pequeñas ampollas. También tiene la particularidad de permanecer enganchado al refugio durante todo el invierno si no es arrancado por el jardinero. Si aparecen frutos con estos síntomas en los árboles, quítelos lo antes posible. La propagación de la enfermedad se hace por el aire. Por tanto, el hongo puede permanecer todo el invierno en las ramas del árbol para reanudar su desarrollo la primavera siguiente.

¿Qué árboles se ven afectados por la moniliosis?

Los árboles más afectados por la moniliosis son el manzano, el cerezo, el peral, el limonero o incluso el melocotonero. Todos los árboles frutales son susceptibles a esta enfermedad.

Prevención y tratamiento de la moniliosis

Para tratar esta enfermedad, es necesario intervenir varias veces al año y la lucha comienza en cuanto caen los frutos. Existen varios métodos efectivos para combatir la moniliosis. Para la prevención, es posible rociar los árboles con Mezcla de Burdeos en otoño y durante el invierno, repitiendo la rociada de 2 a 3 veces cada 15 días.

Cuando llega la primavera, aclarar el árbol. Para ello, quite algunas ramas para evitar una fructificación excesiva. De forma más preventiva, las hojas y los frutos caídos y no deseados deben destruirse recogiéndolos y retirándolos. ardiendo en un lugar aislado de su jardín. Para tratar de tratar un árbol ya afectado por la enfermedad, es necesario sacar todos los frutos enfermos y asegurarse de que el árbol no tenga heridas. Si hay cortes, debe curarse aplicando lentisco curativo a las ramas o al tronco.

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